miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡Viajando como una persona local en Chile!

 Gente disfrutando un mote con huesillo en el Cerro San Cristóbal. 
© Marcela Torres

por Marcela Torres

El turismo tradicional, sentado en un cómodo bus y tomando fotos de los principales atractivos de un lugar puede ciertamente ser entretenido e interesante. Pero no hay nada mejor que insertarse en la cultura local de un destino y explorar fuera de las rutas habituales. Al menos eso es lo que trato de hacer cuando viajo y lo que mi empresa le ofrece a la gente que se inscribe en nuestros tours en Chile.

Luego de trabajar por años para distintos operadores receptivos en Chile, primero como guías y después en otras funciones de oficina, mi hermana Paula y yo nos dimos cuenta que estas empresas ofrecían más o menos los mismos itinerarios y destinos, incluyendo los mismos atractivos (viñedos, museos, etc.). Pero la gente tenía ganas de probar cosas diferentes.

Lo primero que aprendimos fue que la mayoría de los turistas se molestaban cuando los llevábamos a una joyería lujosa al finalizar su city tour porque se daban cuenta que los precios estaban sobrecargados y se sentían presionados a comprar. La empresa que nos contrataba nos obligaba a llevarlos, pero como nosotras teníamos que enfrentar a los clientes enojados, comenzamos a preguntarles antes de ir a la tienda si querían visitarla o no. La mayoría decía que no y nos dimos cuenta que preferían visitar un mercado donde compraba la gente local y donde pudieran ver al artesano trabajando.

Otra cosa que aprendimos fue que realmente querían probar la comida local. Por eso empezamos a llevarlos a lugares donde nosotras íbamos con nuestra familia a tomar, por ejemplo, un mote con huesillo, una bebida/postre tradicional hecha con duraznos secos y trigo mote hervido generalmente con chancaca. ¡A todos les encanta!

Una vez tuve un grupo de viajeros de Gran Bretaña que estaba preocupado porque iban a visitar la frontera de Chile con Argentina, a aproximadamente 2.800 metros, y nunca habían estado a esa altitud. Les conté que las comunidades andinas mastican hojas de coca para evitar enfermarse por la altura, pero que si se tomaban un té de coca iba a tener el mismo efecto. ¿Adivinan qué pasó? ¡Todos querían probar el té de coca! Entonces con el conductor nos coordinamos y preparamos un termo con agua caliente y compramos las bolsitas de té de coca. A mitad del camino nos detuvimos y compartimos el brebaje con los pasajeros con las montañas de los Andes de fondo. Todos disfrutaron el momento. ¡Y nadie se enfermó!

Este es el tipo de experiencias únicas que tratamos de ofrecer en Chile. Nos encanta llevar a los visitantes a recorrer Santiago en el Metro (tren subterráneo) y a ellos les gusta tener la sensación de cómo se traslada la gente por la ciudad –incluso si es en un carro lleno a la hora punta- y hacer cosas que hace la gente local.

Con nuestros tours al campo y a la costa, así como también a otras regiones de Chile, llevamos a los turistas a lugares que no están generalmente en el radar de los viajeros extranjeros. Caminar con llamas en el Desierto de Atacama, disfrutar una comida tradicional preparada en una cocina solar en el Valle del Elqui, aprender a hacer dulces típicos en el Valle de Curacaví, ver cómo trabaja un artesano con el lapislázuli o el cobre o simplemente pasar tiempo con la gente local de norte a sur son algunas actividades que ofrecemos.

Por eso estamos tan contentas de ser parte del Movimiento de Viajes Locales (The Local Travel Movement). Creemos que hace una gran diferencia poder captar cómo se siente trasladarse, comer y vivir como una persona local. Es ciertamente enriquecedor tanto para la comunidad anfitriona como para los turistas y ayuda a que la gente pueda comprender mejor sus respectivas culturas al mismo tiempo que se divierten y comparten un momento inolvidable. ¿Qué más se podría pedir de un viaje? ¡Disfruten sus recorridos!

jueves, 10 de noviembre de 2011

DMTR 2011: El turismo puede ayudar a reducir la pobreza

Harriet Lamb durante la inauguración del DMTR 2011 en la WTM. 
© Marcela Torres

por Marcela Torres

Con más de 300 delegados de todo el mundo se celebró ayer el Día Mundial del Turismo Responsable 2011 durante la feria World Travel Market (WTM) que se realiza en Londres, enfatizando la oportunidad única que tiene la industria turística para ayudar a reducir la pobreza en el planeta.

“Tenemos los medios y la responsabilidad de ayudar a las comunidades locales de los lugares que visitamos y empoderarlas para que puedan supercar la pobreza”, dijo Fiona Jeffrey, presidenta de la WTM. También dedicó algunas palabras a los numerosos y a menudo anónimos héroes de la industria, destacando que hay un creciente número de personas que trabajan día a día para proteger nuestra cultura, defender nuestros destinos, conservar la diversidad biológica y contribuir a garantizar la sustentabilidad de nuestro hogar, la Tierra.

El discurso de apertura oficial para esta quinta versión del DMTR estuvo a cargo de Harriet Lamb, Directora Ejecutiva de la Fundación Fairtrade, que promueve el comercio justo. Lamb recordó que “hace veinte años, cuando empecé a hablar acerca de la necesidad de pagar precios justos a los pequeños agricultores por su café mucha gente se reía de mí diciendo que nadie estaría dispuesto a pagar más para ayudar a la gente a mantener su sustento. ¡Bueno, ahora ya no se ríen!”

De hecho, el movimiento del comercio justo se ha expandido a través del mundo y cada vez más consumidores exigen productos con una certificación de comercio justo. Y no se trata sólo de los agricultores de café. El concepto se aplica a todo tipo de productos y áreas de comercio. Lamb dijo que el 50% de los consumidores del Reino Unido, por ejemplo, están dispuestos a pagar más por un producto que tiene una certificación de comercio justo.

“Y lo bueno es que además tiene sentido para las empresas”, señaló Lamb. “Piénsenlo. Una gran cadena de supermercados que vendía unas barras de chocolate excelentes hizo la conexión mientras conversaba con nosotros y se dio cuenta que si no le pagaban suficiente a los productores de cacao esa gente no podría seguir cultivándolo y se quedarían sin agricultores que les proporcionaran el cacao para producir sus barras de chocolate. Si no hay granos, no hay barras. ¡Es así de simple!”

Esa ventaja commercial también ha sido comprendida por varias empresas de turismo que no sólo están pagando precios justos a sus proveedores, sino que también –en muchos casos- han dado un paso más allá y han creado fundaciones para apoyar proyectos de educación, conservación e incluso de provisión de agua potable para comunidades de todo el planeta.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer y Fiona Jeffrey llamó a toda la industria turística a subirse al carro del turismo responsable: “Esto no es sólo una locura de culto o la última moda que va a ser reemplazada por algo más en uno o dos años. Una cantidad creciente de consumidores están dándose cuenta que el mundo –y la industria también- no puede continuar funcionando de la misma manera que lo hizo cuando recién se generó el turismo masivo”.