miércoles, 14 de septiembre de 2011

La guía de un “gringo” a la comida chilena

Mote con huesillo, pastel de choclo y empanada.
© Hernán Torres

por Robert Bell

Si comer y beber vino es tu fuerte, Chile no te desilusionará. ¿Y qué mejor manera de celebrar el Día de la Independencia de Chile el 18 de Septiembre que festejar con delicias tradicionales? El olor de los anticuchos chisporroteando en la parrilla en una fonda (“fiesta dieciochera”) en un día soleado es una experiencia memorable. De hecho, Septiembre es una de las mejores épocas para estar en Chile, ya que las temperaturas comienzan a subir y la atmósfera se vuelve más festiva. Hay mucho que ver y, por supuesto, que comer.

Como un “gringo” viviendo en Chile, he llegado a apreciar platos tradicionales como el pastel de choclo (una cacerola de greda rellena con carne, huevo duro, cebolla y aceitunas cubierta con una crujiente capa de choclo o maíz molido) y, mi favorito, el charquicán (un contundente guiso con carne, zapallo, papas y porotos verdes o vainas). Ambos son únicos y deliciosos. Chile también tiene una amplia oferta de excelentes mariscos, especialmente en el panorámico y popular balneario de Viña del Mar. Pasteles de jaiba (cangrejo), machas a la parmesana, paltas (aguacates) rellenas con camarones y  la corvina son todas selecciones fantásticas del menú. Las empanadas, que vienen en distintas variedades, desde el típico pino hecho con carne, pasando por el pollo hasta el queso con camarones, también son populares para el Día de la Independencia.

Los chilenos también tienen su lado dulce y algunos de sus postres tradicionales son sencillamente adictivos, como los pasteles rellenos con mermelada y cubiertos con merengue. El manjar (dulce de leche suave) tiene una contextura cremosa y se aplica en abundancia a casi todo, desde donuts hasta queso. Y a medida que comienzan a subir las temperaturas, el mote con huesillo (un jugo hecho con duraznos secos y trigo mote) es lo mejor para apagar la sed y sirve tanto como un postre refrescante y una bebida que se sirve bien helada.

Y hablando de bebidas, los chilenos están orgullosos de su pisco, que puede comprarse en distintos grados alcohólicos que van desde los 30 hasta los 50 y generalmente se sirve sour, y la cerveza (esta última no tan espectacular). Sin embargo, el vino chileno es posiblemente uno de los mejores; Chile tiene variedades de uva como el Carmenére que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.    

Para muchos, el Día de la Independencia no está completo si no se toma un poco de chicha, una cidra liviana y muy dulce en base a uvas que tiene más alcohol que vino. En realidad, es un gusto adquirido para los no iniciados; he conocido a chilenos a quienes tampoco les gusta. Entonces luego de festejar con un poco de comida típica chilena, sólo queda una cosa por hacer: ¿Te gustaría acompañarme a bailar una cueca?

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