Joven alimentando a un pavo silvestre en el Parque Nacional Daintree, en Australia.
© Marcela Torres
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por Marcela Torres
Recuerdo claramente en uno de mis viajes a un parque nacional que mientras pagábamos la entrada los pasajeros de uno de los vehículos que esperaba para ingresar gritaron asombrados que un zorro les había robado una bolsa de comida que llevaban. Lógicamente, estaban indignados. ¿Pero qué llevó al zorro a cometer esta audacia?
El zorro que se robó la comida probablemente había sido alimentado por turistas anteriormente y había aprendido que donde había turistas había comida. Uno de los principios del turismo responsable es ayudar a conservar el medio ambiente y una manera de hacerlo es evitar alimentar a la fauna silvestre en los lugares que se visitan.
Los problemas de alimentar a la fauna silvestre son varios, comenzando por el hecho de que se acostumbran al ser humano y a un tipo de alimentación que no corresponde. Entonces, dejan de buscar alimento de manera natural, en el caso del zorro cazando sus presas, y comienzan a depender de los visitantes a las áreas protegidas.
Esto no sólo perturba los hábitos alimenticios de la fauna silvestre, sino que también altera las relaciones entre los depredadores y sus presas y aumenta su vulnerabilidad ante animales competidores o depredadores. Al mismo tiempo, puede afectar los lazos entre los padres y sus crías y contribuir a la transmisión de enfermedades para las cuales no tienen defensas.
También existe peligro para los turistas, ya que nunca se sabe cómo puede reaccionar un animal hambriento y las personas pueden resultar con heridas por accidentes. Por mucho que esté acostumbrado a los seres humanos, no se debe olvidar que sigue siendo un animal salvaje guiado por sus instintos.
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